¿Renta fija o Renta variable?
En un contexto económico cada vez más incierto, la renta fija resurge como una de las alternativas más valoradas por quienes buscan estabilidad y rendimiento predecible.
Una rentabilidad que vuelve a seducir
Durante años, la renta fija fue vista como una opción conservadora, casi aburrida. Pero 2024 y 2025 han cambiado el guión. En un entorno de inflación persistente, tipos de interés elevados y alta volatilidad bursátil, muchos inversores están redescubriendo su valor.
Con el Euríbor por encima del 3%, los bonos y productos de renta fija han recuperado márgenes atractivos. Esto ha obligado a replantearse la relación riesgo-retorno en carteras que antes priorizaban la renta variable.
Según el último informe del BCE, la demanda de productos de renta fija ha crecido un 18 % en los últimos 12 meses, especialmente entre inversores particulares de perfil conservador.
La estabilidad como activo
Más allá de la rentabilidad, la renta fija ofrece algo que hoy vale oro: previsibilidad. Cobros mensuales, contratos cerrados y garantías bien definidas son elementos que ganan peso cuando el ruido económico aprieta.
En este contexto, los productos que ofrecen interés fijo con respaldo tangible (como activos inmobiliarios) se están posicionando como alternativas sólidas para inversores que quieren seguridad sin renunciar a rentabilidad.
El giro generacional
No solo los mayores de 60 están mirando hacia la renta fija. Muchos ahorradores de 30 a 45 años están entrando en este terreno por primera vez, buscando productos que les permitan crecer sin sobresaltos.
Conclusión
El regreso de la renta fija no es moda, es adaptación. En tiempos inciertos, muchos prefieren saber cuánto cobrarán cada mes, en vez de cruzar los dedos mirando el mercado. Y ese cambio de mentalidad está remodelando el mapa inversor en Europa.